Recordando la Primera Asamblea, en 1906
Pareció bien al Espíritu Santo y a nosotros congregamos de común acuerdo, con el Espíritu de Cristo en medio de nosotros, y después de mucha oración, discusión, estudio de las Escrituras y consejo, recomendar estas cosas necesarias y que sean ratificadas y observadas por todas las iglesias locales. Es el deber de la Iglesia ejecutar las leyes dadas a nosotros por Cristo a través de sus Santos Apóstoles.