Levántate y Resplandece por Billy Murray
Levántate y Resplandece por Billy D. Murray.
Mensaje predicado por Obispo Billy D. Murray (1930-2004) junio 13, 1986 en Los Campos del Bosque.
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«Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.» (Isaías 60:1 y 2)
Por mas de 40 años algunos de nosotros nos hemos reunido aquí en este día histórico de Junio 13, recordando aquel tiempo cuando en la base de esta montaña, en una cabaña humilde, un grupo pequeño declararon ellos mismos ser la Iglesia de Dios de la Biblia. Ellos eran gente que habían crecido cansados con el ritualismo formal que fue llevado en el nombre de cristianidad. Ellos sintieron el toque del Espíritu, que los conmovía, llevándolos a una relación mas intima con Dios. Fue hambre espiritual que los reúne juntos por un tiempo de buscar al Señor, un tiempo de buscar para conocer Su voluntad.
Nuestras raíces hoy están arraigadas en esos principios que ellos abrazaron en 1903. Mientras nosotros celebramos el Levántate, Resplandece de la Iglesia no debemos confinar el significado de este evento a un evento de solamente una vez. Es verdad que podemos designar Junio 13, 1903 como un momento histórico, así como una persona puede recordar el momento exacto cuando fue salvo, cuando el o ella llegaron a ser una nueva criatura.
Un error es hecho por aquel individuo, sin embargo, cuando el resta sobre esa experiencia de solamente una vez para su salvación eterna. Naciendo de nuevo el entra a una nueva relación con Dios, pero es una relación que tiene que ser mantenida por el mismo espíritu de obediencia sumisa que marco el momento de conversión.
Aun así, tenemos que ver el Levántate y Resplandece de la Iglesia con la necesidad estrenua de continuar rechazando cualquier cosa y todo lo que puede disminuir la brillantes de la luz de la Iglesia. Luz espiritual es divina en su origen. No tenemos nada que ver con su origen, pero si tenemos algo que ver con el exento que brilla a travez de nosotros. «Que brille vuestra luz,» Cristo dijo.
Hay cosas que son del mundo y carnales que, cuando permitidas, opacaran nuestra luz. Estas cosas tienen que ser rechazadas. Una de estas es el deseo de la aprobación del hombre, amar mas las alabanzas del hombre mas que las alabanzas de Dios. Cristo Jesús no era de este mundo ni nosotros tampoco. Fue una gente religiosa los que lo crucificaron, porque el no se conformaba a su molde, y cuando nosotros optamos por hacer aquellas cosas que placen a Dios, no tenemos que esperar mejor trato del que Cristo recibió. Un mundo en tinieblas ama lo suyo propio, pero nuestro mandato es «Levántate y Resplandece.»
Salomón pregunta, «¿Quién es ésta que se muestra como el alba, Hermosa como la luna, Esclarecida como el sol, Imponente como ejércitos en orden?» (Cantares 6:10). La aurora de la mañana sale de las tinieblas de la noche, y se le reconoce por su luz. Empieza con un grado pequeño de luz y avanza paulatinamente hasta su clima a medio día.
La Iglesia no fue descrita como «aquella que se ve como la tarde o noche.» Esto representa una luz brillante en el principio, avanzando continuamente hacia la tinieblas. Así es la noche. La luz de la Iglesia al tiempo de su levantamiento de las tinieblas no fue su luz mas brillante. Su luz tiene que llegar a ser mas y mas brillante hasta que llegue a su clima a medio día, el tiempo para el parto de este mundo. Este es un principio que tenemos que reconocer y apreciar. El reloj de Dios no puede dar marcha atrás. «Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento hasta que el día es perfecto.» (Proverbios 4:18).
Dios bendice gente que están dispuestos a caminar en la luz. Hemos considerado esto tan importante que lo hemos incluido como parte de nuestro pacto de membresía «¿Promete… andar en la luz a su mejor conocimiento y habilidad?»
Aquella gente que se reunieron aquí a la falda de esta montaña en 1903 tomaban muy seriamente su compromiso de andar en la luz. La luz era preciosa para ellos. La vereda que ellos tomarían no había sido explorada por ninguna persona viva. De andar en la luz que les brillaba sobre ellos significaba que ellos serían diferentes que los demás; serían excluidos de la sociedad, aun por aquellos que profesaban ser cristianos. No tenían ninguna Reglas de la Asamblea como ayuda, solamente el Libro Bendito que era luz a sus pies y lumbrera a su camino. Su luz era indispensable, y la luz de este Libro Bendito no es menos indispensable hoy. Nada puede tomar el lugar de su luz.
Su compromiso de andar a la luz de este Libro Bendito, su espíritu por buscar a Dios, de caminar suavemente delante de El, resulto crecimiento fenomenal en esos años de 1903 a 1922, un período de 19 años. Ellos crecieron durante esos 19 años de una membresía de 20 personas a una membresía de 21,076 personas. Dios en verdad los bendijo, y podemos estar seguros que ellos estaban haciendo algo correcto.
Si durante los últimos 19 años nosotros pudiéramos haber tenido esos favores divinos que ellos disfrutaron y pudiéramos experimentar la misma taza de crecimiento que ellos tenían, tendríamos ahora 96 millones de miembros. Del otro lado de la moneda, si ellos hubieran crecido a la taza que nosotros hemos crecido los último 19 años, en vez de 21,076 miembros en 1922, ellos hubieran tenido 47 miembros.
Estas estadísticas para estimular nuestras mentes. Es verdad que las estadísticas pueden engañar un poco, pero no podemos negar que el crecimiento tremendo que ellos experimentaron era una señal segura que ellos gozaban del favor de Dios, y Sus bendiciones. Durante ese período la Iglesia era un marcapasos, llevando delante la luz que Dios le daba. El hecho que su caminar fue dado en la luz que le era dada, y que ella no trato de caminar en una luz que fue dada, hizo su inspiración fresca y poderosa.
Tal crecimiento increíble fue sin la Banda de Lideres Victoriosos, la Banda Misionera Femenil, radio o televisión; el gran Programa de Negocios ni se Levántate oído. Eso no quiere restar valor a esas cosas, pero nada mas puede ser aceptables substitutos por lo que estos hombres y mujeres eran poseídos de.
Si no podemos usar una ocasión como esta hoy, como tiempo de evaluación, nuestra presencia aquí tiene poco valor. Es apropiado para nosotros gozarnos el lo que tomo lugar en 1903, pero ya no estamos viviendo en 1903. Tenemos que preguntar como se compara nuestro compromiso al de ellos. Fue su tiempo para que la Iglesia se levantara y resplandeciera en aquel entonces, y a travez de su obediencia al Espíritu Santo la Iglesia se levanto. ¿Hay menos necesidad de la brillantes de la Iglesia hoy? ¡Absolutamente no! Tenemos que quitar de entre nosotros cualquier cosa que previene la brillantes de la iluminación divina. ¿Oiremos Su voz que nos dice, «Levántate y Resplandece»?
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Obispo Billy D. Murray (1930-2004), Supervisor General de la Iglesia de Dios de la Profecia de 1990 a 2000. Este mensaje es presentado por: www.visionahora.com